Sin duda, una de las mejores experiencias de nuestras vidas ha sido nadar con el pez más grande del mundo, que puede llegar a medir 20 metros de largo, el tiburón ballena.

Esta actividad la llevamos a cabo en México, desde Cancún en el año 2018. La temporada para encontrar estos peces en un sólo lugar va desde mayo hasta septiembre.

Antes de viajar a México no habíamos considerado esta opción hasta que un día mientras paseábamos por el Mercado 28 en busca de los clásicos llaveritos e imanes para la familia nos encontramos con un stand donde ofrecían este tour. 

El vendedor al percatarse que no éramos mexicanos comenzó a intentar vendernos este tour, el cual nos pareció caro para nuestro presupuesto en aquel entonces. Al ver que no nos interesamos comenzó a bajar el precio considerablemente hasta que llegó a un monto que nos pareció bastante razonable y accedimos. 

    Luego de haber pagado el monto acordado nos dio las instrucciones para el día siguiente, las cuales eran de juntarnos con ellos en un lugar y seguirlos en nuestro auto hasta el muelle.

Al otro día, seguimos con el plan y llegamos al muelle. Nos revisaron los tickets que habíamos pagado y delante de nosotros había una familia entera que habían pagado mucho menos que nosotros dos. Quizás debimos haber regateado un poco.

La próxima sorpresa fue de que habían dos opciones para nadar con los tiburones ballena. Si no querías nadar con un chaleco salvavidas debías arrendar un traje de neopreno por un monto pequeño pero que debías pagar en efectivo. Tuvimos suerte de haber llevado dinero extra ya que tomamos esta última opción para poder nadar con más libertad.

Ya con todo listo nos embarcamos en una pequeña lancha de Tio Willy's Tour con un señor muy amable y su ayudante. Éramos 9 personas además de la tripulación y nos adentrábamos mar adentro para encontrar a estos peces gigantes. El viaje para llegar a su punto de encuentro fue de alrededor 1 hora, mientras nos explicaban que está prohibido tocarlos o dañarlos ya que se pretende ser lo menos invasivo, también nos explicó la forma en la que nos sumergiríamos en búsqueda de estos peces. 

Durante el trayecto muchos de los pasajeros se marearon y algunos incluso vomitaron. 

Una vez que llegamos allí, pudimos avistar muchos tiburones ballena en la cercanía, además de mantarrayas diablo. 

Estábamos ansiosos por ingresar al mar abierto y nadar con estas hermosas criaturas.

En nuestro primer intento, cuando Ayelen se sumergió y se encontró con tiburón ballena de unos 8 metros de frente le causó tal impresión que gritó debajo del agua y tragó agua de mar saliendo a la superficie de inmediato. 

En el segundo intento, ya estábamos preparados para aprovechar al máximo la oportunidad y poder ver los tiburones ballena por el mayor tiempo posible nadando detrás de ellos.

La tercera vez pudimos disfrutar estos avistamientos en su máximo esplendor, hasta que el guía debajo del agua tocó el hombro de Ayelen para que mirara detrás de ella y avistara una gigantesca mantarraya diablo de más de dos metros logrando que Ayelen gritara y tragara agua de mar nuevamente.

A algunos de los pasajeros después del primer intento desistieron de lanzarse otra vez ya que les causó mucho impresión, a lo que nosotros pudimos aprovechar una sumergida extra.

Finalmente al terminar de sumergirnos todos, nos llevaron a otros lugares hermosos para hacer snorkel en las cálidas y cristalinas aguas de Isla Mujeres mientras ellos preparaban un exquisito ceviche fresco.

Cuando volvíamos además tenían incluidos unos sándwiches de pollo con jalapeño que estaban increíbles y fuimos los únicos que pudimos disfrutar de toda la comida ya que los demás aún seguían mareados, por lo que pudimos comer porciones extras. Fuimos muy afortunados.